Psicopedagogía

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martes, 10 de febrero de 2015

Saber más... sobre el TDAH



El TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad) es un trastorno en el que intervienen tanto factores genéticos como ambientales. El TDAH es un trastorno de conducta que aparece en la infancia, y que se suele empezar a diagnosticar en torno a los 5 años de edad aunque en algunos casos este diagnostico se puede realizar de una manera más precoz. Se manifiesta como un aumento de la actividad física, impulsividad y dificultad para mantener la atención en una actividad durante un periodo de tiempo continuado. Además de esto hay niños en los que se observan a su vez problemas de autoestima debidos a los síntomas propios del TDAH y que los padres no suelen asociar a dicho trastorno. A su vez, el TDAH se puede asociar con frecuencia a otros problemas, de conducta, negativista desafienate, pérdida de autoestima.... y sus consecuencias se pueden apreciar, a lo largo de toda su etapa escolar y en las diferentes relaciones interpersonales que mantenga en familia, amistades con otros niños y con sus profesores, siendo estas interrelaciones un punto clave en el futuro desarrollo evolutivo del niño.
El convivir con un niño con déficit de atención suscita una mezcla de sentimientos. Los padres reconocen los valores personales y virtudes de sus hijos. Pero también, debemos reconocer que no es fácil y que con frecuencia aparecen situaciones y actitudes que dificultan la vida en familia.  Por lo necesitan ayuda.
Según la clasificación norteamericana de enfermedades psiquiátricas DSM-IV, no todas las personas que padecen TDAH tienen el mismo cuadro clínico. En algunas de ellas predominan los síntomas de TDAH de inatención, en otras los de hiperactividad e impulsividad, y en otras hay problemas tanto atencionales como de hiperactividad e impulsividad (lo que se conoce como TDAH combinado o mixto). Es decir, el TDAH se puede desglosar en varios subtipos, dependiendo de qué grupo de síntomas predominen.
Estas variantes son conocidas como "subtipos del TDAH". De todos ellos el más frecuente es el combinado, seguido del predominantemente hiperactivo-impulsivo. El subtipo predominantemente inatento es el menos frecuente de ellos, y se da más en niñas que en niños, frente a los otros cuadros clínicos que se detectan más en niños que en niñas. Es decir, debido a que los síntomas de inatención son más sutiles, se detectan menos y provocan que el diagnóstico de TDAH en niñas/adolescentes tarde más en realizarse o, en muchos casos, pase inadvertido.
Algunas recomendaciones a tener en cuenta:
Aceptar las limitaciones
Los padres no deben pretender eliminar totalmente la hiperactividad en sus hijos, se trata solamente mantenerla dentro de un limite razonable. La hiperactividad no es algo intencional. Un desmedido esfuerzo por trasformar su niño de lo que es a un niño modelo puede causar más peligro que bien. Usted debe aceptar el hecho de que su niño es intrínsecamente activo y enérgico, muy posiblemente así será siempre. Es probable además que esta característica le conllevara grandes ventajas en su vida. Nada es mas útil para un niño hiperactivo que el tener un padre tolerante y paciente que lo sepa comprender y que sepa contener o encauzar ese torrente de energía que tienen los niños con déficit de atención. .
Organicen salidas razonables al exceso de energía de su niño
La energía no puede ser represada, ni guardada. Estos niños deben mantener actividades que les permitan canalizar el exceso de energía, por ejemplo correr, practicar algún deporte o hacer caminatas. Cuando el mal tiempo se impone y no es posible tener actividades al aire libre el niño necesita un sitio dentro de la casa donde pueda divertirse y estar a gusto sin necesidad que critiquemos su actividad. Si no es posible tener a disposición un gran cuarto de juegos, de pronto el garaje puede ser una buena solución. Lo anterior no quiere decir que debamos estimular demostraciones inapropiadas de actividad, simplemente queremos canalizar la energía del niño. Los adultos debemos cuidarnos de no generar excesivos roces con estos niños por exceso de órdenes o por querer imponer patrones rígidos de comportamiento. Los hermanos deberán tener prohibido el estimular conductas inadecuadas por ejemplo: el "oye tú cógeme" o "juguemos apegarnos" no deben tolerarse porque el niño hiperactivo no sabe cual es el límite hasta donde puede llegar yen donde detenerse siendo esta una fuente de disgustos y peleas. El dar alguna gratificación a la conducta brusca de un niño lo llevara la adopte como un patrón de interacción con la otra gente, lo cual puede ser francamente inadecuado.
Mantengan su vida familiar basada en un modelo organizado
Las rutinas en la casa ayudan a los niños hiperactivos a aceptar el orden. Mantenga horarios para las comidas, las tareas deben ser cumplidos en determinado esquema, debe haber horas de irse a la cama. Todo lo anterior del modo más consistente posible. Cuando los padres tienen respuestas previsibles frente a los diferentes eventos diarios, están ayudando al niño a que también el actúe de un modo mas previsible.
Deben evitar la fatiga en los niños/as
Cuando su niño esta muy fatigado posiblemente pierda su capacidad de auto control y entonces las conductas de hiperactividad se vuelven extremas.
Eludir los lugares o situaciones demasiado rígidas o formales
Aquellos ambientes en los cuales la hiperactividad es demasiado inapropiada o embarazosa deben ser evitados por completo. Ejemplos típicos podrían ser el comportamiento en determinados restaurantes o las visitas a algunos miembros de las familias o, en algunos casos, la asistencia a ceremonias religiosas. El quitar importancia al comportamiento del niño durante los viajes en carro o en los supermercados ayuda a reducir fricciones innecesarias entre el niño y sus padres.
Después del que el niño desarrolle adecuadas conductas de auto control en la casa las actividades anteriores pueden ser gradualmente introducidas.
Mantengan una disciplina firme.
Los niños hiperactivos son, sin lugar a dudas, unos niños difíciles de manejar. Necesitan, mucho más que cualquier niño promedio, una disciplina precisa y firme, cuidadosamente planeada y consistentemente llevada a cabo. Las reglas deben ser promulgadas principalmente para prevenir peligros al niño o a otras personas. Conductas agresivas o manipuladoras no deben ser aceptadas de ningún modo en el niño hiperactivo como tampoco en el niño normal. Aunque las conductas agresivas puedan ser expresión de hiperactividad deben ser totalmente eliminadas. También deben haber reglas claras que prevengan la destrucción de cosas quesean importantes para la familia o para alguno de sus miembros. Reglas innecesarias, sin embargo, deben ser evitadas. Estos niños son menos tolerantes. La familia necesita unas cuantas normas claras para funcionar, esas deben ser cumplidas. Otras, pueden ser añadidas en la medida en que el ritmo del niño lo permita. Los padres no deben estar detrás de su hijo todo el tiempo con correcciones o regaños innecesarios.
Impongan disciplina sin necesidad de castigos físicos puede dañar la autoestima de su hijo/a.
Toda familia con un niño hiperactivo debe tener previsto un rincón de aislamiento) a donde enviar el niño en los casos en los cuales el simple mostrar desaprobación no es suficiente. Es importante aislar al niño momentáneamente (tiempo fuera) del ambiente donde ha mostrado una conducta inapropiada. En el hogar, este rincón podría estar localizado en la alcoba del niño. Lograr éxito en el manejo de niños hiperactivos sin contar con un sitio en el cual podamos aislarlo, es poco probable. El castigo físico debe ser evitado a toda costa. Lo anterior es válido para todos los niños pero particular mente en los hiperactivos. El hacerlo es enseñarles que a través de la agresión podemos lograr cosas y que en determinados casos esta puede ser aceptable. Para poder aprender a ser menos agresivos, estos niños necesitan modelos adultos que les enseñen autocontrol y tranquilidad.
Aumenten paulatinamente el período de atención de su hijo/a.
Para prepararlos al colegio es necesario premiar su conducta no hiperactiva e ir aumentando paulatinamente su período de atención. Un buen ejemplo es mostrarle láminas o dibujos en un libro. Si permanece atento podemos premiarlo con un abrazo o con una frase de alabanza. Luego podemos leerle historias. Más adelante estimularle el colear dibujos y premiarle por ello. Otro ejemplo es el jugar con bloques y luego progresar eventualmente a jugar dominó, cartas o dados. O el juego de parejas que es un excelente modo de ir construyendo su memoria y su capacidad de concentración. En general, aquellos juegos en los cuales hay un grado de dificultad progresivo son recomendados porque le permite al niño avanzar de cosas sencillas a otras más difíciles. Los juguetes del niño no deben ser excesivos en número porque esto puede aumentar su distracción. Además deben ser seguros y relativamente indestructibles.
Aprovechen el verano
Considerando que esta época es ideal para practicar natación y ejercicios en el agua, se sugiere este medio especialmente para niños hiperactivos, extravertidos o con déficit atencional: el agua los relaja y los ayuda a poner orden y atención, mientras que los deportes colectivos, como el fútbol o el voleibol, los dejan más excitados o ansiosos. Para los niños un poco agresivos, el karate o las artes marciales en general pueden ayudarlos a aprender normas de autocontrol y disciplina, bajando sus niveles de agresividad.
Ayuden a los más pequeños a vencer su timidez
Las actividades colectivas y de interacción social, como el fútbol o el hockey son aconsejables para niños con un alto grado de timidez, normalemtene cuando se les motiva, responden con actitudes muy positivas. A los niños tímidos o poco hábiles, no es bueno hacerlos participar en deportes colectivos, porque sus compañeros los excluyen: "Para ellos son mejores los individuales, como gimnasia o atletismo, y de a poco motivarlos por otros más interactivos".
Mejoren la concentración de ellos
Una terapia que integra lo corporal y mental con las emociones, es importante considerar el juego en la práctica deportiva infantil, ya que estimula las relaciones interpersonales y desarrolla la capacidad de concentración y el esfuerzo. Nadar, excursiones en familia, salir a correr al parque o montar en bicicleta pueden ser buenos ejercicios, ya que también son una instancia para compartir en familia, donde los menores van teniendo conciencia de su cuerpo y de sus emociones.


Y no duden en consultar a los profesionales ante cualquier duda.




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