Dificultad para deglutir o dificultad para movilizar el alimento de la boca al estómago
Jeri A. Logemann, Ph.D.
Ralph and Jean Sundin Professor
Department of Communication Sciences and Disorders
Northwestern University
2240 Campus Drive
Evanston, IL 60208
e-mail: j-logemann@northwestern.edu
Phone: 847-491-2490
Fax: 847-491-5692
Ralph and Jean Sundin Professor
Department of Communication Sciences and Disorders
Northwestern University
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Las personas afectadas por disfagia o dificultad de tragar, se quejan
a menudo del hecho de que tosen comiendo, tienen la impresión que la
comida se pega en su garganta, que deben frotarse la garganta comiendo,
que una cantidad de comida se queda en su boca o su garganta después de
la deglución, y otros problemas ligados a la alimentación. A veces
evitan comer alimentos que les son más difíciles de tragar. La
aparición del problema es a veces tan lento que ciertos pacientes no son
conscientes de su problema. La disfagia es frecuente en las personas
adultas que han sufrido un accidente neurológico, un accidente vascular
cerebral o un daño estructural como un tratamiento para un cáncer en la
cabeza o en el cuello. Los niños y los bebés pueden igualmente estar
afectados por problemas de deglución por causa de una anomalía congénita
o un trastorno adquirido en el desarrollo neurológico (Arvedson et
Lefton-Greif 1998; Logemann 1998). La mayoría de la información
contenida en este capítulo se aplica a los niños y a los adultos
disfágicos pero no a los bebés, puesto que no tienen aún el control
bucal completamente desarrollado.
En numerosos casos, la causa del problema de deglución es evidente.
La persona sufrió un accidente vascular cerebral, un traumatismo
cráneo-cerebral, una herida medular o le diagnosticaron una enfermedad
neurológica como el mal de Parkinson, la esclerosis lateral amiotrófica o
la esclerosis múltiple, etc. (Bisch y col. 1994; Buchholz 1994, b; Calcagno y col. 2002; Lazarus y Logemann 1987; Lazarus y col. 1996; Logemann 1998; Logeman y col.
2008; Robbins y Levine 1988). Ella puede igualmente haber desarrollado
un problema de deglución antes o después de una cirugía por ablación de
un tumor canceroso. Puede ser también que la disfagia en ciertas
personas sea de etiología desconocida. En la mayoría de los casos,
estos trastornos están ligados a un problema neurológico no
diagnosticado. Son numerosas las razones que pueden explicar los
problemas de deglución y la primera pregunta a la cual un clínico debe
responder cuando examine al paciente es: "¿cuál es la causa médica de
este problema de deglución?" En efecto, es raro que los problemas de
deglución sean de naturaleza psicológica.
Deglución normal
La deglución normal implica una coordinación rápida de los músculos y
de las estructuras de la boca, de la garganta o de la faringe y del
esófago. Esta coordinación permite masticar la alimentación para luego
reducirla a una consistencia propicia para la deglución. La deglución
pasa entonces de la fase oral -en la cual los músculos de la boca y de
la lengua descomponen la alimentación para darle una consistencia que
permita la deglución- a la fase faríngea -en la cual las válvulas se
abren y se cierran para dirigir la alimentación hacia el esófago-.
Estas válvulas comprenden el paladar blando o región velofaríngea que
impide a la comida penetrar en la nariz; la base de la lengua, o la
parte inferior de la lengua, que entra en contacto con la pared de la
faringe para crear una presión que lance la comida a través de la
faringe hasta el esófago; la laringe, que se cierra para impedir que la
comida pase a la tráquea; y el esfínter esofagiano superior, que se abre
en el momento preciso para dejar pasar la comida hacia el esófago.
Estas válvulas faríngeas juegan un rol esencial en la deglución normal,
puesto que ellas protegen las vías respiratorias y propulsan la comida
al esófago. La figura 1
ilustra estas válvulas. Todos estos movimientos se efectúan por
espacio de algunos segundos. Es muy importante que estos movimientos
estén bien coordinados. La comida es impulsada por una presión inducida
en la boca por la lengua, es decir por la parte inferior de la lengua y
por la base de ésta en la faringe o en la garganta, y entonces las
paredes de la faringe permiten una serie de contracciones de lo alto
hacia lo bajo, teniendo por efecto depositar la comida en el sitio donde
los músculos esofágicos hacen el relevo, contrayéndose los unos tras
los otros para llevar la comida al nivel del estomago. Con el fin de
curar a un paciente disfágico de manera eficaz, el clínico debe estar en
capacidad de diagnosticar las fases precisas de la deglución que están
involucradas. Los daños varían según la causa del problema de deglución y
el tipo de afección que toca las estructuras y las funciones físicas y
neurológicas. La deglución se termina cuando la comida penetra en el
estómago. La deglución normal disminuye un poco con la edad y la comida
tiene la tendencia a quedarse en la garganta pero solamente en pequeña
cantidad. En general, la eficacia y la seguridad de la deglución no se
alteran de manera significativa con el envejecimiento en los individuos
saludables (Logemann ey col. 2000, 2002; Robbins ey col. 1992, 1995).
Tratamiento
Una vez que el clínico responsable del diagnóstico ha definido los
problemas precisos de la deglución, establece el plan de tratamiento del
paciente. El tratamiento varía para cada paciente de acuerdo con la
etiología y la naturaleza de su problema de deglución, es decir, según
los movimientos particulares que presentan una disfunción. No existe un
tratamiento único conveniente a todos los pacientes disfágicos y las
anomalías de la deglución deben ser tratadas en el contexto particular
del diagnóstico del paciente. Por ejemplo, los pacientes afectados por
la enfermedad de Parkinson se las arreglan mejor con ejercicios activos,
mientras que los pacientes afectados por una disfasia inducida por la
esclerosis lateral amiotrófica se cansan y pierdan su capacidad
funcional. Este ejemplo refleja la importancia de comprender el
diagnóstico y las causas subyacentes al trastorno, lo mismo que las
anomalías anatómicas o fisiológicas de la deglución. Los tratamientos
conductuales, que comprenden las técnicas descritas anteriormente,
habitualmente constituyen la primera elección de tratamiento para los
pacientes disfágicos, porque estos procedimientos son poco invasivos y a
menudo proporcionan excelentes resultados.
El clínico puede introducir, cuando es posible, estrategias de
tratamiento desde la etapa de diagnóstico con el fin de determinar su
eficacia en el mejoramiento de la deglución del paciente (Martin-Harris y col. 2000; Rasley y col. 1993; Veis y col.
2000). En general, el orden en la cual los tratamientos se introducen
al paciente en el curso de un examen radiográfico de deglución baritada
es el siguiente:
- modificar la postura de la cabeza o del cuello donde aspiran el alimento o donde el alimento se dirige al nivel de la tráquea;
- introducir alimentos que ofrecen estimulaciones más grandes y sensoriales, como las bebidas gaseosas, cuyos problemas de deglución son de origen sensorial. La introducción de estos alimentos acelera la puesta en marcha de la deglución faríngea y facilita la percepción de los alimentos en la boca;
- cambiar las maniobras de deglución enseñando a los pacientes a modificar de modo voluntario aspectos precisos de su deglución para permitirles tragar mejor; y finalmente
- cambiar la consistencia de los alimentos de la dieta para facilitar la deglución
Estos cuatro procedimientos, y las técnicas particulares que
comprenden cada uno de ellos pueden ser introducidos en el curso de la
deglución baritada u otros tipos de evaluación instrumental. Pueden
ayudar a mejorar la función de deglución del paciente. También se puede
recurrir a programas de ejercicio que favorecen un gran mejoramiento en
la deglución del paciente. Estos programas necesitan, no obstante, un
cierto tiempo antes de entrar en vigor, por consiguiente, el hecho de
instaurarlos en el curso de un procedimiento instrumental no demuestra
inmediatamente su eficacia. Son comprendidos en esta categoría los
ejercicios destinados a mejorar la apertura del esfínter esofágico
superior (Shaker y col. 1997; 2002), a fortalecer la lengua (Robbins y col. 2005; 2007) y a regular la coordinación de la deglución. (Lazarus y col. 1993), etc.
Hay un cierto número de procedimientos experimentales cuya constancia
de eficacia todavía no ha sido demostrada, como la electrosimulación,
la estimulación neuromuscular profunda a nivel faríngeo, etc.
Todavía se encuentran en el estadio experimental, porque no hay
suficientes datos convincentes que demuestren su eficacia en el
mejoramiento de la deglución. Están, no obstante, en estudio actualmente
(Kiger y col. 2006; Ludlow y col.
2007). Los pacientes pueden ciertamente emplear estos procedimientos
bajo la supervisión de un terapeuta cualificado, generalmente un
ortofonista, pero el paciente debe ser consciente del estatus
experimental de estos procedimientos. Numerosas investigaciones sobre el
tratamiento de los problemas de la deglución están en proceso. Es
importante tener a los pacientes informados sobre estas investigaciones y
esperar al fin la aprobación de nuevos procedimientos. Sin embargo,
algunos de estos nuevos procedimientos "son vendidos" de manera muy
ofensiva sin antes de que los datos confirmen sin duda su eficacia
absoluta o su fracaso esté disponible. Se debería invitar al paciente a
solicitar la confirmación de su terapeuta para saber si los
procedimientos que utiliza están bien establecidos o todavía están en el
estadio experimental.
Incidencias
La única forma de verificar de manera definitiva si un tratamiento
funciona o no es recoger la información sobre la fisiología de la
deglución del paciente al inicio del tratamiento y al final de éste. Por
otro lado, un gran número de pacientes disfágicos viven de curaciones
importantes y espontáneas o, en el espacio de dos o tres semanas
siguientes al diagnóstico de la etiología de su disfagia, como un
accidente vascular cerebral, recobran casi la totalidad de su función de
deglución. Por cierto, tragan un poco más lentamente de lo normal, pero
su deglución no presenta ninguna aspiración. Ellos están en
condiciones de tragar solamente una pequeña cantidad del alimento
residual que queda después de la deglución. Este es uno de los problemas
en la investigación sobre la disfagia. Muchos clínicos se confunden
cuando pregonan muy pronto una terapia y cuando comprueban mejorías
considerables. Así como estas mejorías están vinculadas, de hecho, a la
terapia, es imposible separar la curación espontánea del efecto de los
ejercicios en los pacientes de este género.
Más de 80 % de los pacientes disfágicos recobrarán la totalidad de su
capacidad de absorción por vía oral; y algunas de estas curaciones
pueden ser espontáneas. La obtención de buenos resultados es tributaria
de un buen diagnóstico y de un tratamiento adecuado, pero también de una
planificación minuciosa del programa de tratamiento del paciente
mediante la selección de tratamientos cuya eficacia está probada por
datos convincentes.
Otros programas de tratamiento
Pasa, no obstante, que los pacientes soportan intervenciones
quirúrgicas con el fin de mejorar su deglución, como en el caso de
pacientes afectados por trastornos al nivel del esfínter crico-faríngeo
del esófago. Estas intervenciones comprenden la ablación del músculo
situado en la conjunción del lado superior del esófago (miotomía del
músculo crico-faríngeo), o una intervención que consiste en desplazar un
cartílago al interior de la laringe con el fin de mejorar la protección
de las vías respiratorias y de eliminar la aspiración. También se
utilizan inyecciones de botox en el músculo crico-faríngeo para mejorar
la deglución en ciertos pacientes, pero solamente en una pequeña
proporción de ellos. Además de las intervenciones quirúrgicas, se
prescriben medicamentos para mejorar la deglución. En algunos casos, por
ejemplo, medicinas antiparkinsonianas resultan mejorar la deglución en
el paciente disfásico afectado por la enfermedad de Parkinson. La
prescripción de medicinas también puede permitir el mejoramiento de la
deglución entre los pacientes afectados por miastenia, una enfermedad
neurológica que altera la capacidad de los músculos para contraerse. Por
otro lado, este género de medicinas no es conveniente para un gran
número de pacientes.
Figura 1: Un diagrama del tracto aerodigestivo superior implicados en la deglución.
Una explicación de la figura 1 se encuentra disponible.
Figura 2: Vista radiográfica lateral de la cavidad oral y faríngea
Una explicación de la figura 2 se encuentra disponible.
Figura 3: Vistas laterales de la posición del tubo endoscópico flexible atrás del paladar blando, para ver la faringe antes y después de la deglución
Una explicación de la figura 3 se encuentra disponible.
Referencias bibliográficas
Lecturas adicionales
Citación de los artículos del CIRRIE: Swallowing disorders
Citación de los artículos de REHABDATA: Swallowing disorders
Definiciones del IIDRIS: Oesophageal swallowing
Códigos de la CIF: b510 (Ingestion functions), s520 (Structure of oesophagus)
Otros formatos e idiomas
- Dysphagia (Difficulty swallowing or difficulty moving food from mouth to stomach) (English)
- Dysphagie (difficulté à avaler ou gêne dans le passage de la nourriture de la bouche vers l'estomac) (Français)
Cite this article
Logemann JA. 2010. Disfagia (dificultad para deglutir o
dificultad para movilizar el alimento de la de la boca al estómago). In:
JH Stone, M Blouin, editors. International Encyclopedia of
Rehabilitation. Available online:
http://cirrie.buffalo.edu/encyclopedia/es/article/8/
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