Psicopedagogía

· Gabinetes Técnicos Interdisciplinarios en todos los niveles y modalidades, tanto oficiales como privados.

· Realización de detección temprana de alumnos talentosos y otros con necesidades educativas especiales.

· Realización de diagnóstico, pronóstico, seguimiento y tratamiento psicopedagógico, fundamentalmente en el proceso de enseñanza - aprendizaje.

· Orientación metodológica.

· Prevención y asesoramiento a padres y docentes.

· Orientación educacional.

· Orientación vocacional - ocupacional.

· Tutoría.

· Ejerce nuevos roles en educación especial.

· Asesoramiento a autoridades e instituciones.



lunes, 6 de noviembre de 2017

La piel es un reflejo oculto de los síntomas de estrés

La piel es un reflejo de nuestro estado físico, psicológico y mental. Siempre hemos oído que la cara es el reflejo del alma, pero se ve en la piel, cuando se esta estresado o se es feliz todo cambia.
Cuando estamos nerviosos, aparecen los síntomas... un grano, alergia, sequedad... a este problema se le llama psicodermtología, y aquí tienen algunos síntomas en los que si les sucede se podrán identificar:
  • La piel responde a nuestra situación emocional y la conexión es total. 
  • El cerebro y la piel tienen el mismo tipo de células y son muy influenciables una con la otra. Del mismo modo que un disgusto o el malhumor puede ocasionar un dolor de tripa o un terrible dolor de cabeza, la piel reacciona igualmente al estrés.  
  • Cuando el estrés es prolongado, el organismo reacciona a través del cansancio, fatiga, aparece el aspecto enfermizo y de envejecimiento prematuro.
  • Una afección en la piel puede provocar en el caso opuesto estrés, al estar totalmente interconectadas.
  • El estrés produce desequilibrios hormonales, las hormonas del estrés son el cortisol y la adrenalina. Este desequilibrio produce también el desequilibrio hormonal de otro tipo de hormonas como los estrógenos y la testosterona, las cuales afectan directamente a la piel.
REACCIONES DE LA PIEL AL ESTRÉS
  • Brote acneico repentino:  Cuando estas nervioso o tenso, debido a cualquier evento o ocasión, el cuerpo produce un exceso de cortisol. Este aumento del nivel de cortisol deriva a producir exceso de sebo que al combinarse con las bacterias cutáneas se produce el acné. 
  • Rosacea: Es un eritema en la parte central de la cara, las mejillas, nariz y frente. Algunas veces se confunde con el acné o la dermatitis seborreica, lo que viene agravado igualmente por el exceso de segregación de sebo.
  • Urticaria: Cuando estamos en una situación estresante el organismo produce histaminas, es como una alergia  a esta situación, y el organismo tiene tendencia a eliminarlas. Al tomar antihistamínicos estas urticarias remiten y el picor también, pero lo importante es intentar controlar esta reacción de su cuerpo frente al estrés.
  • Arrugas, sequedad, picores:  Esto puede ser una señal de una inflamación interna, la cual también puede ser causa del mismo estrés, algunas veces se soluciona gracias a un suplemento de omega 3, antioxidantes y más agua.
  • Flacidez cutánea:  La flacidez cutánea también puede ser causada por el estrés en el ritmo de vida o de la dieta. Cuando no se duerme suficiente, o no se bebe suficiente agua, o cuanto ha disminuido la cantidad de comida, vitaminas o minerales, la piel se vuelve flácida y pierde su tono.  De cuando se empieza a dormir más, comer mejor y volver a tomar la cantidad necesaria de líquidos, la piel se recupera.  Algunas veces la perdida de autoestima y la depresión también afecta a como se ve uno mismo, cuando esto ocurre es importante tener en cuenta la conexión Mens sana in corpore sano.
  • Caída del cabello: Situaciones estresantes a largo plazo o incluso muy importantes pueden provocar alopecia areata, que es la que provoca la caída del cabello a parches redondeados.
  • Sudor excesivo: La descarga de adrenalina que provoca una situación estresante, puede provocar la hiperhidrosis.
  • Dishidrosis: Se trata de una afección en la que aparecen unas pequeñas ampollas en las palmas de las manos, plantas de los pies y puntas de los dedos, que no se rompen y hasta pueden juntarse formando una grande, producen picazón y se irritan al contacto del agua y otras sustancias.
  • Psoriasis y Eczemas: El estrés no puede provocar una psoriasis por si mismo ya que en esta dolencia hay mas factores que influyen, pero muchas veces una situación de alto nivel de estrés puede provocar la aparición de esta. Además la ansiedad provoca a que las lesiones piquen y provoca la tendencia al rascado lo que hace aumentar el picor y aumentar la inflamación de la piel.
  • Herpes Bucales: Igualmente que en el caso anterior, los herpes bucales son un problema vírico, aunque una situación estresante puede hacer despertar los virus latentes al hacer disminuir el sistema defensivo del organismo. 
Si perciben estos síntomas en su cuerpo contacten con un profesional que les pueda orientar en el tema, en primer lugar, visiten a su médico de atención primaria o dermatólogo, y seguidamente, una cita con un/a psicoterapeuta que le ayude a aliviar su estrés, conjuntamente pueden ayudarle a vencer su problema.




Ánimo!! en el camino la clave está en la actitud!!

Recuerda que cada vez que sonríes, se borra una tristeza y se ilumina una esperanza, las dificultades de la vida son las que hacen que personas como tú crezcan y sean extraordinarias, ningún mar en calma hizo experto a un marinero y ninguna oportunidad que te haga feliz será la última.  Feliz semana!!


miércoles, 18 de octubre de 2017

CARTA DE UNA MAESTRA

Hace unos días llegó a mis manos este artículo, escrito por Amy Murray, la directora de educación infantil en la Calgary French & International School en Canada. Me tocó muy de cerca. Ese niño, él que pega, él que interrumpe, él que molesta… es, muchas veces, alguien cercano. Ojalá sus maestros hubieran tenido la mirada de la maestra que escribió esta carta.
Simms Taback
Queridos padres:

Lo sé. Estáis preocupados. Cada día, vuestro hijo llega con una historia sobre ESE niño. El que está siempre golpeando, empujando, pellizcando, molestando, quizás incluso mordiendo a otros niños. El que siempre va de mi mano en la fila. El que tiene un lugar especial en la alfombra, y a veces se sienta en una silla en vez de en el suelo. El que tuvo que dejar de jugar con bloques porque los bloques no son para lanzar. El que se subió a la valla del patio en el momento exacto en el que yo le decía que parara. El que tiró la leche de su compañero al suelo en un arranque de rabia. A propósito. Mientras yo le miraba. Y luego, cuando le pedí que lo limpiara, vació la caja de pañuelos ENTERA. A propósito. Mientras yo le miraba. El que soltó la más terrible palabrota en la clase de gimnasia.

Os preocupa que ESE niño desmerezca el aprendizaje de vuestro hijo. Os preocupa que absorba mucho de mi tiempo y energía, y que vuestro hijo salga perdiendo. Os preocupa que algún día le haga daño a alguien. Os preocupa que este “alguien” pudiera ser vuestro hijo. Os preocupa que vuestro hijo empiece a usar la agresión para conseguir lo que quiere. Os preocupa que vuestro hijo empeore sus resultados porque quizás yo no me dé cuenta de que le cuesta sujetar el lápiz. Lo sé.
Vuestro hijo, este año, en esta clase, a su edad, no es ESE chico. Vuestro hijo no es perfecto, pero suele seguir las reglas. Es capaz de compartir los juguetes sin pelear. No lanza muebles. Levanta la mano para hablar. Trabaja cuando es la hora de trabajar y juega cuando es la hora de jugar. Se puede confiar en que vaya directamente al baño y regrese sin engaños. Cree que las peores palabrotas son “estúpido” y “tonto”. Lo sé.
Fijaos, me preocupo todo el tiempo. Sobre TODOS ellos. Me preocupo por las dificultades de vuestro hijo con el lápiz, por cómo lee las letras otro, por la timidez de esa chiquitina, y porque hay otro que lleva siempre la caja del desayuno vacía. Me preocupa que la chaqueta de Gavin no abrigue lo suficiente, y porque el padre de Talitha le grita por dibujar la B del revés. La mayoría de mis desplazamientos en coche y duchas las dedico a estas preocupaciones.
Pero, lo sé, queréis hablar sobre ESE niño. Porque la B invertida de Talitha no le va a poner un ojo morado a vuestro hijo.
Yo también quiero hablar de ESE niño, pero hay muchas cosas que no puedo contaros.
No puedo contaros que le adoptaron en un orfanato a los 18 meses.
No os puede decir que está haciendo una dieta para descartar alergias alimentarias, y que tiene hambre TODO EL TIEMPO.
No os puedo contar que sus padres están en medio de un horrendo divorcio, y que está viviendo con su abuela.
No puedo contaros que empieza a preocuparme que la abuela beba…
No te puedo contar que la medicación para el asma le agita.
No puedo contaros que su madre es monoparental, y por esto entra en el colegio cuando abre la acogida matinal y se queda hasta la acogida vespertina, y después el viaje hasta casa les lleva 40 minutos y por esto duerme menos que muchos adultos.
No puedo contaros que ha sido testigo de violencia doméstica.
De acuerdo, decís, entendéis que no puedo compartir información personal o familiar. Sólo queréis saber qué estoy HACIENDO al respecto de su comportamiento.
Me encantaría decíroslo. Pero no puedo.
No puedo contaros que va a logopedia, que han descubierto un retraso severo del lenguaje y que los terapeutas piensan que las agresiones tienen que ver con la frustración por no ser capaz de comunicarse.
No puedo contaros que me veo con sus padres CADA semana, y que ambos habitualmente lloran en estas reuniones.
No puedo contaros que el niño y yo tenemos una señal secreta con las manos para que me diga cuando necesita sentarse solo un rato.
No puedo deciros que pasa el descanso acurrucado en mi regazo porque “me hace sentir mejor oír tu corazón, seño”.
No puedo contaros que he estado rastreando meticulosamente sus incidentes agresivos durante 3 meses, y que se han reducido de 5 incidentes al día, a 5 por semana.
No puedo contaros que la secretaria del colegio ha aceptado que le mande a su despacho a “ayudarla” cuando me doy cuenta de que necesita un cambio de escenario.
No puedo contaros que me he puesto de pie en una reunión de docentes y que, con lágrimas en mis ojos, les he ROGADO a mis compañeros que le echen un vistazo extra, que sean amables, aunque se sientan frustrados de que haya vuelto a pinchar a alguien, y esta vez, JUSTO DELANTE DE UN PROFESOR.
El asunto es que hay TANTAS COSAS que no puedo contaros sobre ESE niño. Ni siquiera lo bueno.
No puedo contaros que su trabajo en el aula es regar las plantas y que lloró con el corazón roto cuando una de las plantas no sobrevivió a las vacaciones de Navidad.
No puedo contaros que despide a su hermanita con un beso cada mañana, y le susurra “eres la luz de mi vida”, antes de que mamá se aleje con el carrito.
No puedo contaros que sabe más sobre tormentas que muchos meteorólogos.
No puedo contaros que a menudo se ofrece para sacar punta a los lápices durante el recreo.
No puedo contaros que estruja al pelo de su mejor amiga en el descanso.
No puedo contaros que, cuando algún compañero llora, cruza el aula para ir a buscar su cuento favorito desde el rincón de las historias.
El asunto es, queridos padres, que solo puedo hablaros de VUESTRO hijo. Así, lo que os puedo decir es esto:
Si nunca, en cualquier momento, VUESTRO hijo se convierte en ESE niño…
No compartiré vuestros asuntos personales con otros padres de la clase.
Me comunicaré con vosotros con frecuencia, y con amabilidad.
Me aseguraré de que haya pañuelos cerca en nuestras reuniones, y si me dejáis, os sujetaré la mano mientras lloráis.
Defenderé que vuestro hijo y vuestra familia reciban los servicios especializados de mayor calidad, y cooperaré con estos profesionales en la mayor medida posible.
Me aseguraré de que vuestro hijo reciba amor y mimos extras cuando más lo necesite.
Seré la voz de vuestro hijo en la comunidad escolar.
Seguiré, pase lo que pase, buscando y descubriendo, todas las cosas buenas, asombrosas, especiales y maravillosas de vuestro hijo.
Os recordaré a él y a VOSOTROS de estas cosas buenas asombrosas especiales, maravillosas, una y otra vez.
Y cuando otro padre se acerque, con quejas sobre VUESTRO hijo…
Le contaré esto, una y otra vez.
Con mucho cariño,
La maestra.