Este
apartado tiene como objetivo aportar las últimas evidencias
científicas que permitan erradicar las falsas creencias sobre
TDAH y desmitificar algunos de los falsos mitos creados
alrededor del TDAH y sus implicaciones, así como evitar que
los padres tengan miedos infundados u otras preocupaciones debidas a
falsos mitos del TDAH.
Debido
a que este trastorno no tiene un diagnóstico basado en una prueba
diagnóstica concreta, unido al desconocimiento del trastorno tanto
por los padres, familiares y pacientes, en muchos casos se crean
falsas creencias a cerca del TDAH.
Estos
falsos mitos del TDAH no tienen ninguna base científica que
los avalen. Cabe señalar que entre estas falsas creencias del
TDAH se encuentran algunas relacionadas con los síntomas del
trastorno, con su existencia e incluso con los diferentes
tratamientos.
Por
todo esto, en esta página se pretende aclarar algunos de los falsos
mitos del TDAH.
El
TDAH no existe, es un invento de la Psiquiatría norteamericana para
etiquetar niños difíciles.
El
TDAH, aunque ha recibido distintos nombres desde su primera
descripción, la cual se hizo hace más de 100 años, es una entidad
clínica reconocida como tal desde hace más de 50 años. En 1998, la
American Medical Association lo describió como "uno de los
trastornos mejor estudiados en medicina, en el que los datos globales
sobre su validez superan a los de muchas enfermedades", y la
Organización Mundial de la Salud, en su documento "Caring for
children and adolescents with mental disorders" (2003) lo
identifica como un trastorno poco conocido y con importantes
repercusiones económicas en el cuidado de la salud infantil.
La
existencia del TDAH ha sido negada hasta fechas recientes
debido al no reconocimiento de la existencia de una vida mental
propia en la infancia. Aunque para su diagnóstico no exista una
prueba concreta que lo determine con total seguridad, al igual que
otras enfermedades como la enfermedad de Alzheimer, las migrañas,
varias formas de meningitis o la gripe, debemos tener en cuenta que
las pruebas de neuroimagen muestran las carencias de
neurotransmisores que son causa del trastorno.
Frente
a la frecuente alusión a la ausencia de pruebas médicas para su
diagnóstico (de laboratorio, de imagen, etc.) como prueba de su
inexistencia, debe recordarse que más de la mitad de las
enfermedades carecen de pruebas de este tipo para su confirmación,
entre las que se puede citar cualquiera de las enfermedades citadas
anteriormente. Además, cada vez existen más datos sobre los genes
implicados en el desarrollo del TDAH y de cómo estos
determinan la alta heredabilidad del TDAH.
Aunque
el TDAH existe, es un problema relativamente leve que desaparece con
la edad.
El
TDAH es uno de los trastornos psiquiátricos más frecuentes
en la infancia y en la adolescencia, y en las últimas décadas han
surgido numerosas aportaciones que demuestran su persistencia en la
edad adulta en buena parte de los casos; de hecho, se estima que el
TDAH persiste en la vida adulta en aproximadamente un 30-70%
de los casos. La sintomatología del TDAH en la edad adulta
varía con respecto a la que se presenta en la infancia o
adolescencia; los adultos no muestran la hiperactividad física o
motriz típica de los niños, sino que presentan una hiperactividad
más conductual. Una de las principales preocupaciones sobre el TDAH
a lo largo de la vida es su posible evolución tanto a otras
patologías psiquiátricas, como a situaciones vitales adversas
relacionadas con las alteraciones de la conducta propias del TDAH,
y que pueden estar relacionadas, por ejemplo, con el abuso de
sustancias. Un tratamiento óptimo para el abordaje del TDAH
consiste en la combinación de medidas conductuales así como
medidas farmacológicas, y se ha visto que este tipo de aproximación
se asocia con una menor probabilidad de que sujetos con TDAH en la
adolescencia-edad adulta, evolucionen hacia un trastorno por uso de
sustancias u otro tipo de problema de conducta.
Si
un niño no es hiperactivo, no puede tener TDAH.
Aunque
con frecuencia el TDAH asocia síntomas de hiperactividad e
impulsividad, el tipo predominantemente inatento sólo presenta
sintomatología de inatención, por lo que las conductas más
evidentes (inquietud, oposicionismo, agresividad,…) no están
presentes en él. Por otra parte, las niñas son menos hiperactivas y
menos impulsivas que los niños, por lo que una niña afectada de
TDAH puede no manifestar de forma evidente los síntomas
conductuales propios del trastorno. Por ello, tanto padres como
profesores deben tener esto en cuenta a la hora de consultar con un
profesional si detectan síntomas exclusivamente de inatención en
sus hijos/alumnos.
El
TDAH afecta sólo a varones
Aunque
su proporción en varones es cuatro veces superior, las niñas
también manifiestan este trastorno. Es posible que el
infradiagnóstico sea mayor en las niñas, especialmente, en aquellos
en los que predomina el déficit de atención y apenas exteriorizan
la hiperactividad y la impulsividad.
El
TDAH se debe a factores relacionados con alergias alimentarias,
aditivos y colorantes u otros problemas ambientales.
No
existen pruebas científicas que señalen estos factores como causas
del trastorno, ni tampoco que apunten a que los tratamientos basados
en las restricciones dietéticas sean eficaces.
El
TDAH se debe a la mala educación proporcionada hoy día por los
padres.
El
TDAH es un trastorno neurobiológico sin relación alguna en
su aparición con las características familiares, aunque en el caso
de que existiera el TDAH, una situación familiar desfavorable
podría agravar los síntomas, ya que el trastorno implica en muchos
casos baja autoestima y otros problemas asociados.
En
resumen, si las condiciones familiares son negativas, podrían
agravar el TDAH, pero no son causa para producirlo.
El
TDAH es un trastorno debido a la forma actual de vida, que antes no
existía y cuyas cifras están aumentando.
Manual para padres:
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