El dolor es la reacción que tenemos en respuesta a una muerte o
pérdida. Este dolor puede afectar a nuestro cuerpo, mente, emociones y
espíritu. La vida trae sus espinas… pero toda espina trae también sus rosas.
Las personas pueden transmitir o demostrar el dolor que les provoca una pérdida de varias maneras:
- Reacciones físicas: Pueden ser cambios en el
apetito, el sueño, malestar estomacal, opresión en el pecho, llanto,
músculos tensos, problemas para relajarse, poca energía, nerviosismo o
problemas para concentrarse.
- Pensamientos frecuentes: Pueden ser recuerdos
felices de la persona que falleció, preocupaciones, arrepentimientos o
pensamientos de cómo será la vida sin esa persona.
- Emociones fuertes: Algunos ejemplos pueden ser: tristeza, enojo, culpa, desesperación, alivio, amor o esperanza.
- Reacciones espirituales: Una pérdida puede llevarnos a encontrar fuerza en la fe, a cuestionar creencias religiosas o a descubrir significados y conexiones espirituales.
Cuando las personas tienen estas reacciones y emociones, se dice que están atravesando un duelo. El duelo es un proceso sano que busca reconfortarnos, hacer que aceptemos la pérdida y encontremos formas de adaptarnos. Superar el gran dolor de una pérdida no significa que uno se olvide
de la persona que falleció. El duelo sano consiste en encontrar la forma
de recordar al ser querido y adaptarnos a nuestra vida sin su
presencia. Cuando la vida te presente razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y una razones para sonreír.
Las personas suelen experimentar reacciones dolorosas como "olas" que
van y vienen. En ocasiones, cuando la pérdida es muy reciente, el dolor
es muy intenso. Pero algunas personas no sienten ese dolor de
inmediato. Se sienten paralizadas, en shock o niegan lo sucedido. Pueden tardar tiempo en aceptar la realidad de que el ser querido se ha ido.
Sentimientos positivos para sentirse mejor
Generalmente, uno se va sintiendo mejor de forma gradual. A veces, puedes sentir que nunca te recuperarás. El proceso de duelo lleva tiempo. A medida que pasa el tiempo, las cosas que te recuerdan a la persona
que falleció pueden hacer que se intensifique tu dolor. En otras
ocasiones, puedes sentir cómo que el dolor está por detrás de tus
actividades normales, pero tu fortaleza y coraje, harán que recuperes la sonrisa.
Hacer cosas con las que disfrutes o pasar el tiempo con personas que te hacen
bien, todo ello puede ayudar a que te sientas mejor. El duelo tiene su propio
ritmo. Cada situación es diferente. Cuánto dolor sientes o cuánto tiempo
dura tu duelo no es un parámetro que mida cuán importante fue para ti esa persona que perdiste; simplifica las cosas, bienestar emocional ante todo... “Tenemos dos fuerzas que nos ayudan a vivir: el olvido y la esperanza." Vicente Blasco Ibáñez.
Ayudarse a uno mismo
Si estás atravesando el duelo, puede ayudarte expresar tus
sentimientos y obtener apoyo, cuidarte y valorar todo lo positivo que tienes o tuviste a tu lado... "La vida no se mide por las veces que respiras, sino por aquellos momentos que te dejan sin aliento" Hitch
Expresar tus sentimientos puede ayudar a sentirte mejor
Tómate un momento para reflexionar y meditar sobre cómo te has sentido y cómo
has reaccionado. Intenta transmitirlo en palabras. Escribe sobre cómo te
sientes y sobre las formas en las que estás sobrellevando el dolor.
Reflexiona sobre cómo te sientes al pensar y escribir sobre tu
experiencia.
Piensa en alguien con quien puedas compartir tus sentimientos,
alguien que te escuchará y comprenderá. Encuentra tiempo para hablar con
esa persona sobre lo que estás atravesando y sobre cómo te afecta la
pérdida.
Podemos aprender mucho de las pérdidas y experiencias difíciles. Piensa qué
has descubierto de ti mismo, sobre los demás o sobre la vida como
resultado de experimentar esta pérdida. Para comenzar, puedes intentar
escribir respuestas a estas preguntas:
- ¿Qué significaba esta persona para ti?
- ¿Qué aprendiste de él o ella?
- ¿Qué rescatas como positivo de esta experiencia difícil?
- ¿Qué has aprendido sobre ti, sobre otras personas o sobre la vida?
- ¿Hay cosas que aprecies más ahora?
- ¿Quiénes son las personas que te han apoyado? ¿Eran las personas que esperabas que lo hicieran? ¿Qué has aprendido de ellas?
- ¿En qué forma has crecido o madurado en función de esta experiencia?
La pérdida de un ser querido puede ser estresante. Cuídate a ti mismo en aspectos sencillos, pero importantes:
- Duerme. Dormir es sanador tanto para el cuerpo como
para la mente, pero el dolor puede perturbar los patrones de sueño.
Concéntrate en mantener hábitos de sueño sanos, como ir a la cama en el
mismo horario cada noche o establecer rutinas nocturnas, como hacer yoga
suave o ejercicios de respiración.
- Haz ejercicio. El ejercicio puede ayudarte a
levantar el ánimo. Puede ser difícil tener motivación cuando uno siente
dolor; modifica tu rutina diaria de ser necesario. Incluso una caminata
tranquila puede ayudar a restablecer tu punto de vista sobre las cosas.
- Come sano. Es probable que quieras saltar comidas o que no sientas apetito. Pero tu cuerpo aún necesita nutrientes. Evita los excesos para "calmar" tu dolor, ya que tras el vivir y el soñar está lo que más importa: despertar.
El dolor es una emoción normal. Puede ser de ayuda el saber que
siempre recordarás a la persona que perdiste, pero que con el tiempo
podrás sentirte mejor... "El amor de tus hijos y hacia tus hijos, ese sentimiento te
hace despertar cada día, te da el aliento de esperanzas y las fuerzas para afrontar
todos los obstáculos y retos que se te presenten en la vida. Y al final...
agradecerás a Dios por ese amor que te acompañó cuando más lo
necesitabas." Leinad
Terapias de duelo para adultos, niños y adolescentes.
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Recomendado por la Sociedad Española de Cuidados Paliativos
(SECPAL)
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